martes, 29 de marzo de 2011

¿ Nico?

-          ¿Nico?. Soy Cecilia. Trabajo en el departamento de policía. ¿Cómo te va ahí arriba?.
-          ¿Por qué?.
-          Quiero asegurarme de que estás bien. ¿Hace calor, Nico? El sol pega fuerte hoy. Le pediré a un compañero que nos traiga un par de botellas de agua fría. Me gustaría subirlas y hablar contigo.
-          ¡Tengo un arma!
-          Lo sé. Si subo con una botella de agua fría para ti, ¿me vas a disparar, Nico?.
-          No... mierda, ¿ Por qué iba a hacerlo si ni siquiera la conozco?.
-          Voy a subir con las botellas, ¿vale?. ( Tras una pausa). ¿ Nico? ¿ Vas a suicidarte?
-          Esa es la idea.
-          Pues si esa es la idea, no me parece muy buena.
-          No tengo nada mejor que hacer.
-          ¿Nada mejor? A mí me parece que estás muy bajo de moral...
-          Si intenta algo, me tiro.
-          Lo entiendo, ¿ Qué ha ocurrido para que te deprimas tanto?
-          ¿A qué se dedica? ¿Es psiquiatra o algo así?
-          No exactamente. Hablo con las personas, especialmente con las personas con problemas, o que creen que los tienen.¿Qué pasó para que pensaras que tienes problemas, Nico?
-          Estoy jodido.
-          ¿Por qué?
-          Maté a mi mujer.
-          ¿De verdad la mataste, Nico?
-          Sí, fue un accidente, pero la maté...No vi como se acercaba ese estúpido camión... llovía mucho y no podía ver más allá de un metro. Tenía que haberlo visto, si no hubiéramos ido discutiendo...Ahora, ya es tarde. No volveré a ver a Martina jamás...Sólo me acuerdo de ese estúpido camión...
-          Eso tiene que entristecerte mucho,  pero no es motivo suficiente para morir, Nico. Tienes dos maravillosas hijas, ¿Cómo se llaman?
-          Paula y Lucía. ¡ Mis pobres pequeñas! ( murmura con los ojos llenos de lágrimas)
-          No creo que debas hacer sufrir a tus hijas. ¿Cómo crees que se sentirían si haces una cosa así?. Creo que podemos solucionar esto. Buscar la manera de encontrar ayuda para ti y las niñas. Nico, es duro y triste cuando alguien que quieres se va. Pero morir significa que no podrás enmendarlo.
-          ¿ Sabe teniente? Cuando alguien promete amarte para toda la vida, y luego lo pierdes, es muy duro.
-          Lo sé.
-          Tantas cosas pasan por mi cabeza, tantas cosas que no hice, tantas besos que perdí, tantos abrazos que no le di, tantos secretos que no le conté y tantos te quiero que aun tengo por decir...
-          Me lo puedo imaginar.
-          Teniente, usted no se puede imaginar nada. Nadie puede amar como amo yo, nadie sufre como sufro yo. Ese dolor lo tengo yo, y no usted.
-          ¿Sabes Nico?. Cuando era una adolescente perdí a mi padre. También en un accidente de tráfico. Esa mañana habíamos discutido. Nunca más le pude pedir perdón. Todos tenemos cosa pendientes, cosas que no hicimos a tiempo. Nico, no puedes morir. Tienes que cuidar de tus hijas. Tienes que cuidar de ti....
-          Si  hubiera sabido que esos eran los últimos minutos que la iba a ver, le hubiera dicho que la amaba y no asumiría tontamente que ella ya lo sabía. Quisiera verla una vez más...
-          Las cosas que no se dicen suelen ser las más importantes. Es tarde para Martina, pero se las puedes decir a tus niñas cada día...
-          ¿Pero para qué seguir sufriendo por algo que jamás sucederá? ¿Cómo se llama teniente?
-          Cecilia, teniente Cecilia Escribano. Nico, ¿ Cómo vas a ser feliz jamás si no dejas de compadecerte? Porque tener nostalgia en sí no es malo, eso es que te han pasado cosas buenas y las echas de menos. Nico, tú eres afortunado.  Yo, por ejemplo, no tengo nostalgia casi de nada, porque nunca me ha pasado nada tan bueno como para poder echarlo de menos.
-          Cecilia, ¿Usted cree que se podrá tener nostalgia de algo que aún no ha pasado? A mi a veces me pasa. Me pasa que me imagino como van a ser las cosas, con mis hijas por ejemplo, o con la vida en general... Y luego me da pena cuando veo que no se cumple. Me acuerdo de lo bonitas que iban a ser, porque iban a ser maravillosas...
-          Aún hay cosas preciosas que puedes ver. Estoy segura de que hay cosas maravillosas esperándote. No lo dudes. Yo estoy aquí porque quiero asegurarme de que tengas tiempo para poder verlas ( Nico se pone nervioso y empieza a llorar desgarradamente. Se levanta y se pone al borde de la azotea con la pistola apuntando a su cabeza).
-          ¡Teniente, me voy a pegar un tiro!
-          ¡ Nico, no! ¡No lo hagas!
-          Teniente, ¿ Sabe lo que es despertarse por la mañana y querer estar muerto? ¿Sentir el sol acariciar tu piel y odiarte por ello? ¿El no querer abrir los ojos, no fuera que la realidad de un nuevo día, me recuerde que aún sigo aquí todavía, un día más...vivo... en la misma habitación donde tanto vivimos, amamos y reímos?. Preguntándome, ¿Cómo puedo tener tantas lágrimas todavía?. Cada noche, pido a la muerte que me lleve consigo, pero ella siempre me responde lo mismo “ No, ven tú a mi”. ¡ Quiero estar con Martina!, en un lugar donde no quepan dolores, ni penas, ni llantos... ¡Un reino plácido para toda la vida!
-          Nico, no sé como ni por qué ha ocurrido, pero creo que estaba escrito que yo debía venir aquí... Para conocerte... Por favor, no te tires, Nico, no te tires... Hazlo por mi, baja el arma y aléjate de la orilla.  No te mates, Nico, no lo hagas...por favor.
-          ¿ Me echarás de menos?
-          ¡¿ Qué?!
-          ¡ Basta de jodidas reflexiones! ¡ Adiós Cecilia! ¡ Gracias por intentar ayudarme!

                                           ¡¡¡¡¡¡¡¡ PUUUMMMMM!!!!!!!

-          ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Noooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!

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Mientras el cuerpo inerte de Nico yacía en la acera, Cecilia se preguntaba: ¿ Qué he hecho?...Dios mío, ¿ qué he hecho?. Sólo veía pedacitos de carne y hueso. No recordaba exactamente que había pasado.  Lo veía todo muy borroso. Quería vomitar. ¿ Había hecho alguna pregunta incorrecta que precipitase su muerte? Por más que pensaba, no hallaba la respuesta...Su estómago le dio un vuelco cuando, de repente, encontró una nota entre los restos de Nico. Hasta entonces le había pasado desapercibida. Cecilia nada más leerla, empezó a llorar. Sus pálidas mejillas estaban llenas de lágrimas que caían abruptamente como una cascada. Se encontraba ante la carta de amor más bonita que había leído nunca. Y desde ese preciso momento, supo que echaría de menos a Nico cada instante de su vida.


Amada Martina”:

Contigo aprendí a amar, a crecer y a creer que todo es posible, porque eres la única persona que siempre me hizo sentir libre, dándole alas a mi mente y a mis palabras. En tu ausencia las paredes se pintan de tristeza. Mi corazón enjaulado en tus huesos está. Dime como te saco de mi mente, cómo puedo dejar de pensar en ti, como te saco de mis sueños...Decirte adiós fue lo más difícil que tuve que hacer en toda mi vida.¡ Pronto estaré contigo !. Siento vibrar tu voz en todos los ruidos del mundo... Morir ya no me asusta. ¡ He visto el cielo en ti!


                                                                               Eternamente tuyo, Nico.

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